Entre finales del siglo XIX y principios del XX el panorama internacional se vio sacudido por las balas, las bombas y las dagas anarquistas. El presidente de la República francesa Sadi Carnot; el presidente del Gobierno español, Cánovas del Castillo; la emperatriz Isabel de Austria-Hungría, la famosa Sissi; el rey Humberto I de Italia y el presidente de los EE UU, William McKinley, murieron por acciones de anarquistas. En España hubo atentados especialmente cruentos que alcanzaron a gente de condición más humilde que se encontraban por azar en un lugar público, como las bombas arrojadas en el Teatro del Liceo y en la procesión del Corpus de Santa María del Mar, el atentado contra el rey Alfonso XIII el día de su boda, o las explosiones indiscriminadas en las calles de Barcelona que le valieron el calificativo de “Ciudad de las bombas”. Pero el movimiento libertario conformaba un universo heterogéneo, rompedor y complejo que iba más allá de las acciones violentas. Los anarquistas españoles sentaron las bases ideológicas, sociales y culturales de un movimiento llamado a influir en muchos aspectos de la cultura social europea y a desempeñar un papel fundamental en la historia del controvertido siglo XX español. ángel Herrerín describe y analiza, a la luz de nuevas pruebas documentales y desde el prisma de los propios anarquistas, este importante periodo con especial atención a su evolución en nuestro país y la respuesta represiva del Estado.