Cuando hablamos de la utopía social habitualmente nos referimos a las obras de los teóricos del primer socialismo del siglo XIX o a los experimentos sociales de los entusiastas prácticos inspirados en las teorías socialistas. En la Bolivia del XIX, no tenemos ni grandes escritores socio-utópicos (excepto Casimiro Corral), ni experimentos socialistas como los falansterios de Brasil o México, pero contamos con un fenómeno único de movimientos políticos y sociales inspirados en las teorías socio-cristianas y socialistas.