Los derechos del individuo en lo referido a la sexualidad son importantes, y todavía hay muchos lugares donde no se los respeta. No hay que creer que en la hora actual esos problemas están resueltos. Es cierto que a comienzos de los años setenta hubo un verdadero proceso de liberación. Este proceso fue muy benéfico, tanto en lo concerniente a la situación como a las mentalidades, pero no se estabilizó definitivamente. Todavía debemos, me parece, dar un paso adelante. Y creo que uno de los factores de esa estabilización será la creación de nuevas formas de vida, de relaciones, de amistades, en la sociedad, el arte, la cultura: nuevas formas que se establecerán a través de nuestras elecciones sexuales, éticas y políticas. Debemos no sólo defendernos sino afirmarnos, y afirmarnos no sólo como identidad sino como fuerza creadora.