El texto Sobre la Constituyente y el Gobierno Provisional, que por primera vez se publica en castellano no solo ha sido traducido cuidadosamente del idioma original en el que fue redactado entre rejas por Rosa Luxemburgo (por cierto, su lengua materna) tras el huracán revolucionario que sacudió hasta sus cimientos al Imperio ruso en 1905-1906, sino que a la vez nos convoca a traducirlo más allá de esta imprescindible y rigurosa labor gramatical.
Como mujer, polaca, judía y migrante, para colmo renga y marxista, sin duda Rosa las tenía todas en su contra. Su cuerpo territorio era un menjunje de opresiones, pero también de resistencias, latidos insumisos y autoafirmaciones vitales. Habitó y aspiró a revolucionar un mundo tanto o más injusto que el
actual. Traerla al presente, por tanto, resulta en primer lugar un gesto restitutorio de la memoria de los pueblos del sur global, donde este tipo de figuras no abundan de manera tan visible. Más aún si tenemos en cuenta que quien redacta este texto, lo hace como presa política de la revuelta, en las mazmorras de una prisión dictatorial.