En Tiempos de Colapso, el periodista Raúl Zibechi reúne con la audacia y sensibilidad que lo caracterizan, una polifonía de voces de las geografías de abajo: mujeres y hombres, con quienes, pese a la distancia, pudo estar en contacto durante los primeros meses de la pandemia, nos relatan los contextos de crisis que enfrentan y la composición de ese saber-hacer que se cocina en las miles de experiencias colectivas que se la juegan a diario para garantizar la reproducción material y afectiva de la vida.
Para pensar la complejidad de estas cuestiones, Raúl Zibechi propone el análisis de un doble movimiento que se concreta en las dos partes que estructuran al libro. En la primera encontramos una serie de textos que en conjunto brindan una mirada geopolítica de las dinámicas capitalistas y los regímenes de dominación que en plena pandemia se actualizan e intensifican para disciplinar los cuerpos-territorios en aras de garantizar la lógica de acumulación. Es sabido que la pandemia y sus efectos no llegaron a inaugurar ninguna crisis, sino más bien a acelerar un proceso de decadencia y colapso de la civilización capitalista.
En la vasta producción de conocimientos que Raúl Zibechi ha generado con las geografías de abajo, es claro que el entendimiento geopolítico de la dominación tiene toda la importancia en términos de ese saber que estratégicamente requerimos construir para fisurar la fantasía de omnipotencia del capital y ampliar las fisuras de los muros que nos aprisionan. ¡El sistema se está cayendo, pero lo hace encima de nuestros cuerpos! Junto con Zibechi, nos preguntamos, ¿cómo defendemos la vida en este tiempo de colapso?
A este respecto, hacia la segunda parte de libro, logra dar cuenta desde la voz y los relatos de lxs protagonistas, lo que los cuerpos colectivos pueden y hacen para detener esa destrucción a través de toda clase de estrategias dirigidas a satisfacer sus necesidades más vitales y, al mismo tiempo, a garantizar el cuidado de sus tramas, medios y mundos de vida
El acercamiento que Zibechi propone para comprender estos procesos de defensa, regeneración y disputa de lo propio, parte de conectarnos con lo que ya existe, es decir, nos convoca a reconocer que las capacidades sociales desplegadas para enfrentar la pandemia son parte de un hacer que de múltiples modos se viene cultivando para r-existir. Antes de la pandemia, asistíamos a un proceso de insubordinación y antagonismo principalmente de las luchas de las mujeres y de los pueblos originarios y afrodescendientes contra toda clase de violencias, que se expresaba en la ocupación de las calles y en el veto contra las medidas rapaces de precarización de la existencia. No obstante, los esquemas de confinamiento y la gestión política de la llamada crisis sanitaria, cambiaron sustancialmente las condiciones de la lucha y con ello la necesidad de cuidar lo construido y explorar otros caminos para sostener las exigencias de transformación.