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Armando Uribe, Eduardo Vassallo, Miguel Vicuña

Conversaciones en privado

$12,500
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Es un libro con un esquema poco habitual en la literatura chilena: Eduardo Vassallo, Miguel Vicuña y Armando Uribe. Estos tres contertulios desarrollan alrededor de cinco conversaciones, sin una mayor planificación aparente, que va intercalada con algunos comentarios al margen de Vassallo, quien lleva la batuta para el giro de temáticas y, finalmente, de edición.

Estos conversadores son de una cultura apabullante, una memoria elefantiásica y un agradable nivel de crítica. La voz cantante es Armando Uribe, a quien se cita de manera permanente sobre su obra y consulta sobre episodios históricos que le tocó vivir. Las conversaciones son en la misma casa de Uribe, lo que permite que éste se levante en cualquier momento y vaya en busca del libro citado y lo lea, si es que es necesario. Resulta gratificante que las conversaciones se inicien sobre la realidad internacional, justo en los momentos en que estaba empezando la guerra en Irak. Los tres muy bien documentados ya tienen entonces, un diagnóstico que con los años resulta lúcido y acertado. La poesía y sus cultores, la historia y psicología social son otros temas que van siendo el hilo de un diálogo encantador, en el que el lector, como cuarto invitado, puede discrepar o aprender, simplemente, pero que sigue con la fascinación de ser parte de un momento de intimidad difícil de encontrar en la literatura chilena.

Los comentarios de Vasallo que al comienzo son más bien tímidos y sólo entregan algunas notas de observación de campo, van cobrando cada vez un rol más íntimo y confidencial con el lector, con digresiones divertidas y muy personales, que le entregan una suerte de “bonus track” o de yapa, en simple chileno, que denotan que no se estuvo frente a la esgrima intelectual sino que a la conversación de “caballeros inteligentes” que se aprecian, se tratan con dignidad y respeto.

La parte final en que Vasallo hace escuchar a Uribe la canción de los Electrodomésticos, es quizás el único momento de humor pero tan bien logrado que logra sacar una buena carcajada al lector.

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