Barcos y aviones de guerra de los Estados Unidos operando de manera encubierta durante el golpe militar, plenamente identificados; inteligencia compartida para perseguir y asesinar a chilenos y norteamericanos; actas de reuniones secretas de alto nivel en que los conspiradores se ponen de acuerdo para ocultar las respectivas responsabilidades; documentos oficiales inexistentes o falsificados. La Cancillería chilena que se resiste hasta hoy a exigir el término de la intervención norteamericana y la entrega de toda la información que dé cuenta de su participación en el golpe y en la represión posterior, el militar gringo y agente secreto operativo durante el golpe que, a pesar de vivir en Chile, nunca fue hallado; las relaciones entre militares chilenos y el Grupo militar de los Estados Unidos estacionado en Valparaíso.