Las chicas toman la palabra. Y ponen el cuerpo. Buscan ser más libres, más gozosas, esquivar los cuerpos uniformados, gritarle al acoso callejero, reclamar por sus amigas, tener sexo sin el fantasma de la clandestinidad del aborto. Son protagonistas de la revolución de las hijas. Y son las dueñas de un feminismo que busca en la felicidad un horizonte donde el tiempo y el territorio son por todas, y por ellxs, una forma de socializar el goce y colectivizar las demandas. Las protagonistas son las jóvenas y escriben su propia historia.