Luis Vitale se propuso esta Interpretación marxista de la Historia de Chile como una manera de contribuir intelectualmente a los procesos revolucionarios y de cambio social que se daban en América Latina, y especialmente en Chile, a mediados del siglo pasado. De allí la necesidad de contar con un estudio que explicara la evolución nacional de acuerdo a un criterio científico moderno y que utilizara para ello al materialismo histórico como método que permitiría dar mayor comprensión, por ejemplo, acerca del carácter monoproductor de nuestra economía, primordialmente minera, y de cómo ella resulta de un proceso de desarrollo desigual y combinado que incluye períodos históricos anteriores a la conquista y colonización y que llega hasta las culturas primitivas de 10 mil años a. C. Precisamente al estudio de estas comunidades está dedicado el primer tomo –presente en este volumen–. Allí Vitale nos muestra cómo un desarrollo importante de la alfarería, agricultura y extracción minera por parte de estos pueblos permitió la colonización, una empresa que no duda en caracterizar como capitalista, alejándose así de la visión prejuiciada de ciertos historiadores, especialmente anglosajones, que insisten en medievalizar la sociedad colonial española. Con la Colonia, dice Vitale, se origina la propiedad privada de los medios de producción y la concentración de la tierra, que provocó le desarrolló, a su vez, de una burguesía criolla adinerada, pero sin poder político, que se enfrentará a la burguesía peninsular. Pues bien, este enfrentamiento será el tema del segundo tomo, llegando hasta la revolución de 1810, una revolución política y formal de la que provendrá el carácter de nuestra actual burguesía, dependiente y centrada en producir mercancías y extraer materias primas para el mercado externo, e incapaz de realizar las tareas democrático-burguesas de los siglos XIX y XX.