La feminización del trabajo se ha convertido en el nuevo paradigma del trabajo contemporáneo. Esta es la afirmación radical y el apriori político a partir del cual arranca este libro. Pero por feminización no se debe entender sólo la incorporación masiva de las mujeres al mercado de trabajo, sino sobre todo la nueva centralidad laboral que han adquirido las competencias que tradicionalmente les eran propias: la reproducción y los cuidados. Afectos, comunicación, implicación personal, son hoy precondiciones de «nuestra vida puesta a trabajar». Se describe, de este modo, un paisaje perverso y simétrico, en el que a la precarización del trabajo le corresponde una máxima flexibilidad e implicación en la prestación laboral y en el que la absorción de la subjetividad en el trabajo se refleja en la crisis profunda de la reproducción social.
¿Hemos caído, entonces, en el fondo de una nueva jaula de hierro que ha hecho presa en las entrañas de la vida, en lo que históricamente era propio de las mujeres? ¿No es acaso este avance de la subsunción capitalista sobre la reproducción, y por ende sobre la vida, el sinónimo inevitable de la explotación total? Lejos de este resultado, lo que Morini enseña son las posibilidades inéditas para una subversión también implícita en esta transformación.