Los años de dictadura presenciaron la consolidación de la televisión como el más masivo e influyente medio de comunicación del país, lo que el gobierno de facto no desaprovechó. A la vez que en el plano informativo se manipulaba la realidad, los programas de entretenimiento que saturaban la cartelera invitaban a los chilenos a olvidar sus problemas y reír “cuando todos estén tristes”. Sergio Durán describe y analiza la trayectoria de algunos de los géneros y formatos más representativos, destacando las diferentes funciones y significados que podía tener la televisión para “emisores” y “receptores”.