Entre los procesos célebres, el de Sacco y Vanzetti es, quizá, el que ha tenido mayor repercusión internacional, pese a que los acusados eran dos obreros anónimos y a que, inicialmente, el juicio no tuvo, en rigor, un carácter clasista. Los dos condenados -particularmente Vanzetti- percibieron con absoluta claridad el papel que les tocó desempeñar. Su proceso no llevaba la finalidad de poner fuera de combate a dos trabajadores llegados a los Estados Unidos en busca de libertad y justicia, decepcionados en su esperanza y resueltos a luchar por un mundo mejor. Fue un acto de intimidación contra todas las fuerzas progresistas, una advertencia a quienes se atrevían a turbar la tranquilidad de los poseedores.