Los derechos humanos y la protección legal a las mujeres frente a la violencia son todavía ideas bastante nuevas. Eso hace que haya todavía discrepancias entre lo que se dice en los recintos de las Naciones Unidas y lo que las mujeres experimentan cotidianamente en sus comunidades. Este libro es un ambicioso estudio que indaga sobre las tensiones entre el derecho global y la justicia local. Sally Engle Merry, como observadora directa de las negociaciones diplomáticas en las Naciones Unidas y el funcionamiento de las organizaciones feministas de base, ofrece la perspectiva de alguien que desde dentro puede explicar cómo los derechos humanos permiten que la sociedad exija responsabilidad a las autoridades públicas por su obligación de proteger a los ciudadanos, aunque eso pueda reforzar y expandir simultáneamente el poder del Estado. Merry usa perspectivas jurídicas y antropológicas que la llevan a proponer que los derechos humanos se deben formular en términos locales para que puedan aceptarse y ser efectivos a la hora de modificar las jerarquías sociales existentes. Según la autora, la violencia de género estaría arraigada, sobre todo, en profundas creencias culturales y religiosas, por lo que las comunidades que cometen actos de agresión contra la mujer se resisten a menudo con vehemencia al cambio. Este libro, ganador del premio Harry Kalven, constituye un estudio muy necesario de la manera en que la cultura local se apropia del derecho internacional de los derechos humanos e interactúa con él, por lo que será muy valioso para los interesados en los derechos humanos, la globalización, los movimientos sociales, la antropología jurídica y la justicia de género.