El camino a la utopía, desde un mundo de incertidumbre, resulta un convite reflexivo para redefinir las metas, plantearnos la pregunta analítica acerca de la sociedad que queremos, como utopía necesaria, pregunta que va respondiendo Houtart cuando expone acerca del problema que el pensamiento social debe enfrentar en tanto que el pensamiento único considera que las alternativas son meras utopías, proyectos descalificables. El texto nos muestra cómo el despeje de las múltiples incógnitas está sujeto a la tarea de considerar un proyecto movilizador enraizado en lo real, que defina los objetivos a medio y a corto plazo, pero que haga posible soñar despiertos.