El Drama de Sísifo, pone radicalmente en discusión la interpretación, hasta ahora existente, sobre el origen y desarrollo histórico del pensamiento revolucionario moderno. Siguiendo su huella desde la segunda mitad del siglo XVI hasta nuestros días, este ensayo deja en evidencia que las concepciones de Marx echan raíces en el Renacimiento italiano, y no en la filosofía ilustrada y bel romanticismo alemán del siglo XVIII, como se pretende señalar en el análisis clásico.
El autor desarrolla una crítica violenta la sociedad burguesa, así como a las interpretaciones hechas sobre Marx por su estudio tradicional. Plantea que seguimos viviendo bajo la sombra de las luces de las cuales es necesario emanciparse y que la relación entre ilustración y marxismo constituyen uno de los conflictos mayores de la problemática moderna, afirmando que cualquiera que defienda hoy el patrimonio ilustrado en nombre de Marx se ubica en el campo de la clase dominante.