La filosofía ha mostrado en los últimos años una creciente tendencia a problematizar el terror, sin duda sensibilizada ante los acontecimientos históricos que han marcado el comienzo del siglo XXI. Pero si la filosofía ha de pensar hoy el terror, no será sólo porque éste se le imponga desde fuera como un tema que requiere ser pensado, sino también movida por una exigencia interna, indisociable de cierto número de transformaciones que se han registrado en su seno. El propósito de este libro es, en primer lugar analizar los bloqueos por los que la filosofía se ha impedido a sí misma pensar el terror, segundo, determinar el alcance de algunos trabajos recientes sobre esta noción, reteniendo sus hallazgos y evitando sus limitaciones para proponer una nueva definición de la misma, tercero y último, elaborar acerca de las relaciones entre literatura (y, en especial, de terror) y la filosofía una teoría que, lejos de pretenderse exhaustiva, aspira a estimular la reflexión futura a este respecto.